Fue en el año 2005 cuando se presentó oficialmente el Crédito con Aval del Estado. Al año siguiente, a inicios del 2006, Francisca Soto fue parte de la primera generación que lo solicitó con el objetivo de estudiar Relaciones Públicas en el DUOC. La joven estudiante accedió al crédito, ya que no contaba con los recursos económicos para financiar su carrera.
“Lo fui a firmar con mi mamá, sabiendo nada, porque creo que soy como la primera generación que empezó a estudiar con el CAE. No explicaban mucho tampoco, no entregaban información, solo decían que era un crédito y que lo ibas a pagar cuando salgas. Eso prácticamente nos dijeron”, recuerda Francisca.
Francisca explica que viene de una familia esforzada. Su madre es asesora de hogar y su padre es jardinero. Además, su hermana también estudió, pero con el Fondo Solidario. Su madre le ofreció estudiar en un Instituto, pero Francisca quería entrar a la Universidad. Postuló al CAE y recibió el crédito en un 100%, enterándose de los resultados a través del periódico.
“No te cubre el 100%. Si en estos tiempos mi carrera salía 120 lucas, a modo de ejemplo, yo pagaba como 60, que era mucho más pagable a los 120. Al final era como un regalo, una ayuda, pero genial que te llegaba en el momento preciso”, explica Francisca.
Francisca relata que finalmente se tituló en 2011, completando con éxito su proceso universitario. En 2012, recibió el primer correo cobrando el Crédito con Aval del Estado. En ese momento, Francisca admite que podía pagar las primeras cuotas, ya que el monto era de aproximadamente $40,000.
“Después empecé a quedar sin trabajo. Empecé a postular a estos recesos que uno puede hacer para no pagarlo. Pasó mucho tiempo, lo pagué normalmente, donde ya había pagado el valor de la carrera. Después de la pandemia me quedé sin trabajo y dije ‘ya está pagada la carrera’, así que me puse rebelde y no quise seguir pagando. Yo creo que a todo el mundo le debe pasar lo mismo, que están aburridos de tanto pagar”, reconoce Francisca.
Sin embargo, en ese momento, Francisca sintió el verdadero terror al recibir una orden de embargo que llegó directamente al hogar de sus padres. Comenzó a preocuparse y no sabía qué hacer al respecto. Fue durante un almuerzo laboral que un amigo le recomendó buscar la ayuda de Defensa Educación.
“Estaba super preocupada, porque que te llegue una orden de embargo a la casa en la que tú no vives es super preocupante, sobre todo para tus papás. Mi mamá es mayor, le costó demasiado el departamento que tiene, entonces yo no la quería ver involucrada en nada”, admite FS.
DEFENSA EDUCACIÓN, LA SALVACIÓN
Fue entonces cuando Francisca recibió el consejo de su amigo, quien, durante un almuerzo laboral, le habló de Defensa Educación. Ella ingresó a las redes sociales del estudio, escribió y rápidamente recibió un mensaje de respuesta para coordinar y gestionar la primera asesoría.
“Estaba súper poco convencida, estaba super desconfiada, no podía ser todo tan maravilloso. Después empecé a buscar información y me decidí por contratar. No perdía nada. Firmé unos poderes que me pidió el abogado y ahora estoy agradecida, así fue en grandes términos”, agradece Francisca.
Después de varios meses de procesos judiciales, en abril de este año, Francisca recibió un correo donde se le informaba que se había liberado de pagar $11.514.344 al Banco Estado. Al principio, no tenía esperanzas de leer un contenido positivo, pero las palabras “felicitaciones, Francisca” le confirmaron que su proceso había sido exitoso.
“Fue un peso menos en mi vida, de verdad que me puse demasiado feliz. Llamé a mi mamá al tiro para que estuviera tranquila, que no iba a pasar nada. Fue un alivio heavy, de verdad. A casi todos mis amigos les digo que se metan en sus redes, que les va a resultar y que no paguen, y que sigan los pasos que hice yo. De no creer, pasé a ser una creyente. Sigo estando muy feliz, es un cacho menos”, dice Francisca con mucha alegría.
Francisca relata que, al recibir el correo de liberación, sintió que finalmente había terminado el proceso, como si se hubiera egresado de nuevo, esta vez completamente libre de la deuda. Con el correo en mano, se sintió 100% titulada en su carrera profesional, y, sobre todo, con la satisfacción de no deberle nada a nadie.
Ante esto, Francisca reconoce que si recomendaría el trabajo de Defensa Educación. “El otro día me habló una niña que no conocía. Me preguntó si era verdad lo que ustedes contaban. Le dije que sí, que creyera, que a mi me había pasado lo mismo, que me había dado desconfianza. Que los llamara a ustedes y que se pusiera en contacto porque en verdad la iban a ayudar. Me dijo que muchas gracias y que le hablaría inmediatamente”.
¿HA EVOLUCIONADO EL CAE?
Finalmente, Francisca Soto opina que, desde su perspectiva crítica, el CAE no ha evolucionado. Cuenta que trabaja en un instituto donde muchos de los alumnos tienen el CAE, y la gran mayoría no sabe lo que implica este crédito.
“Yo siempre les digo que por favor no estudien con CAE, porque se están amarrando el resto de su vida, y no van a pagar diez años, van a pagar la carrera por 50 años, y el triple de lo que sale. Siguen entregando nula información, no ha evolucionado para nada, sigue igual y peor”, dice la relacionadora pública.
Por último, Francisca cree que el CAE no será condonado. “Acá todos ganan algo, y es verdad yo creo que es imposible. Son puras mentiras las que dicen, se han demorado mucho. Siempre prometen lo mismo, y no lo van a hacer”.